
Abanico para tus calurosos días de playa y río. Ya seas de los que agarran las palas de la canoa en cuanto la temperatura sube de 16 grados o de los que se quedan en la orilla al solete, mueve tu muñeca con ritmo y pásate al aire acondicionado portátil más ecológico.
Los abanicos llevan acompañando a la humanidad desde el antiguo Egipto, probablemente desde la prehistoria, para avivar las brasas. Para refrescar y apartar insectos en la Grecia y Roma clásicas y para hablar de amor en la España del Siglo de Oro.
De plumas, de nácar, fijos o plegables, gigantescos como culmen al final del cetro o minúsculos para llevar en bolsos de fiesta. Hay millones de abanicos de todas las formas y colores, pero es extrañamente difícil encontrar uno que nos encaje.
Nos quedamos con esta colección de abanicos divertidos con estampados que estarás feliz de lucir en cuanto apriete el calorcito.