Mona de Pascua: un dulce típico de la Comunidad Valenciana en Semana Santa

Mona de Pascua: un dulce típico de la Comunidad Valenciana en Semana Santa

Trozo de mona de pascua en Valencia
Lo de la mona de Pascua a mí me suena a chino con coletín. Yo, que huyo de los roscones de Reyes como alma que lleva el diablo, me fui a venir a vivir a una comunidad en la que se comen dos veces al año con diferentes nombres. Pero bueno, aunque son básicamente el mismo dulce sosón y secorro* que sólo es comestible mojado en café con leche, he de reconocer que las monas ganan.
Mona de Pascua, dulce típico de la semana santa valenciana
Ganan por simbología, por diversión y por estética. Primero, porque puedes quitarles de la masa todo lo que suene a religión y zamparte unas cuantas poniendo como excusa que celebras la llegada de la primavera. Segundo, porque es una de las pocas veces que a los mayores y a los pequeños nos dejan jugar con la comida. Pero jugar, jugar. A manos llenas, haciendo formas inverosímiles estrujando masa entre los dedos hasta que no se sabe dónde acaba el dulce y empieza el cuerpo. Tercero, y no menos importante, porque llevan huevos pintados. ¡Huevos pintados! Es que es la bomba. A mi padre le cayó uno en cada ocasión especial durante lo menos cinco años seguidos. ¡Eso sí que es diversión!
Huevos de Pascua pintados con Pantone

Ahora, entre Pinterest y blogs de DIY varios, el que pinte un huevo soso no tiene perdón del cielo. Este año, creo que nos apuntamos a la tendencia hueveril de huevos con caras. O con disfraz de animal, o mejor... ¡con animal printing! Bueno, sea como sea, seguro que nos marcamos un variadito primaveral digno de Instagram. ¡Que no les ponga luego patitas de plastilina y se los regale a mi padre por San José! Aunque en Valencia tiene excusa para hacer lo que nunca me hizo en la infancia, y sospecho que no por falta de ganas: estampármelo en la cabeza.

Huevos de pascua

* Por supuesto, los talibanes de la mona, que no se mosqueen. Que a mí no me gusta pero este año la voy a hacer según esta receta. Y que a lo mejor me monto un grupo de música en un garaje que se llame “el talibán de la mona”.

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