Qué voy a decir yo que no haya dicho ya Forbes. Buen clima, una amplia oferta cultural y de ocio, playa, calles seguras, poca contaminación, gente amable, buena comida y bebida… Valencia mola caño, y eso bien lo saben los millones de turistas que andurrean por la ciudad cada verano. Si eres una de esas personitas, hear my voice: vamos a darte unos cuantos trucos para que este año no hagas el guiri cuando te acerques a la costa Mediterránea.
1.- ¿Paella por la noche? Desconfía.
Sí, sí, lo sabemos. Llevas con el tenedor en la maleta desde febrero esperando que llegue el momento de saborear ese delicioso maná de los dioses, esa auténtica joya de la gastronomía que es la paella valenciana. Por fin caerá la venda que te ha hecho disfrutar hasta ahora de los arroces con cosas desconociendo tú, oh alma cándida, que el nirvana sólo podía encontrarse en la capital del Turia. Pues sentimos decírtelo así a bocajarro, pero aquí también hay paellas de m**rda. Especialmente en el centro y especialmente en el centro por la noche. O en cualquier sitio por la noche. La paella no se cena.
2.- No sigas la senda del guiri
Valencia tiene muchos de sus edificios más emblemáticos concentrados en un recorrido de apenas un kilómetro en el centro de la ciudad, lo sabemos porque lo hacemos cada día cuando vamos de un Gnomo a otro: la Estación del Norte, el Ayuntamiento, el Edificio de Correos, el Mercado Central, la Lonja, la Catedral y las dos plazas que la rodean. Todo precioso y muy amanoso… y precisamente por eso, carne de guiri. Si no quieres que en tus fotos salgan miles de brazos levantados como el tuyo, te recomendamos alejarte de las partes más turísticas del centro de la ciudad. Puedes probar a coger un bus y descubrir otros barrios como Patraix o Benimaclet. O incluso puedes perderte por las callejuelas de El Carmen, en el centro, para salirte del circuito sin dejar el cogollo: la magia de las ciudades con trazados árabes es ésa.
3.- En el río no se nada
Un error de principiante: pensar que cuando te invitan en Valencia a dar un paseo por el río se refieren a dar un paseo por el río. Tú ya te ves ahí con tu pamela, en una barquita del siglo XVIII mientras tu acompañante, un amable a la par que picaruelo valenciano, deja los remos a un lado, saca la cesta de mimbre y te ofrece vino turbio y longanizas de Pascua. Pues de nuevo vengo a pinchar el balón. Por el río de Valencia no corre agua, sino que es el antiguo cauce del río Turia, convertido ahora en un inmenso jardín con árboles, pistas deportivas, césped y, por supuesto, aguerridos runners valencianos. Una no puede evitar fantasear con que alguno de ellos lleve longanizas en la riñonera…
4.- Un almuerzo desnudo
Quiero decir, un almuerzo valenciano. Aunque el esmorzaret de la terreta no es tan obsceno como el de Burroughs, sí que es bastante indecente. Si vienes a Valencia y quieres vivir la full experience, tienes que probarlo. Eso sí, ese día ni pensar en paellas, horchatas, fartones, desayunos, brunches, pinchos, o lo que comas en tu casa. Ese día se almuerza y avant. Ya veremos si se cena.
5.- Haz intercambio de casa
Si no quieres gastarte un dineral en alojamiento cuando vengas a visitar la tierra de las flores, de la luz etc, etc. te recomendamos fuertecito que le eches un ojo a Home Exchange. Es una plataforma en la que pones tu casa disponible los días que quieras o puedas y a cambio puedes viajar y alojarte en casa de otras personas allá donde vayas. No tiene que ser simultáneo, se “paga” con puntos. Es una manera de hacer comunidad y disfrutar de un alojamiento en el que sentirte de verdad en casa. Además de tocarle un poquito las narices al sistema ultra capitalista, of course.