Procesos navideños

Procesos navideños

Conozco pocas personas capaces de “disfrutar del camino” a pesar de ser la recomendación principal de todas las filosofías orientales. Seguimos centrándonos en las metas, en los objetivos, y tenemos un sentido del proceso completamente atrofiado. El otro día el genial Jose Bravo me recomendó un episodio de un podcast hablaba precisamente de esto y que consiguió transportarme al famoso camino y disfrutarlo como hacía tiempo. Y esto me lleva a la Navidad. Desde que tenemos una tienda de regalos (¡13 años ya!) nuestras Navidades son frenéticas, no paramos, no limpiamos la casa, no hacemos manualidades al calor de la chimenea (seguro que tú sí), no visitamos a la familia, no comemos sopas y asados… Nuestros días son locurones y ponemos el modo a toda mecha on durante un mes entero. Lo gozamos como ningún mes del año, eso sí, solo que de otra manera.

Nosotros tenemos una coartada sólida, pero lo cierto es que a casi todo el mundo, por hache o por be, el proceso se le hace bola y termina siendo un poco cumplir con la costumbre sin paladear el sendero. Pero ¿y si este año empezamos ya a hacer las Navidades un poquito diferentes? ¿Es una locura querer acariciar el ambiente antes de que todo sean prisas? ¿Radical quizá pensar un poco más cómo queremos vivir realmente el final de nuestro año? Planteemos unas cuantas ideas para disfrutar un poco más de las cinco cosas básicas de la Navidad:

POSTALES

No es que si se te olvida enviarle una a tu tía la de Murcia te vaya a lanzar un maleficio que te haga dormir todo 2024, pero mandar una postal en papel para felicitar las fiestas a tu familia y a tus mejores amigos es un proceso que podrías disfrutar. Y no me refiero a comprar 15 postales iguales, plantarles un “Feliz Navidad y próspero Año Nuevo“ y arreando. No. Para. Empieza ya a hacer una lista de personas especiales: piensa en ellas, en qué aportan en tu vida, en qué echas de menos, en qué te gustaría decirles. Luego ya elige una postal bien chula que sepas que van a apreciar y personaliza tus deseos navideños.

REGALOS

Nunca es pronto para empezar a hacer acopio de regalitos navideños, porque si no, contribuyes a llenar las casas de tus seres queridos (y a menudo la tuya propia) con “pongos“ de tamaño catedralicio. El proceso de investigación es súper diver pero requiere una mente aguda y una libreta en el bolso. Para hacer regalos que triunfen de verdad saca temas casuales, sigue las pistas, abre la web de Gnomo o trae a tus regalables a la tienda y observa sus reacciones… Cuando lo tengas claro, apunta, compra y guarda bien. Eso sí, no olvides etiquetar cada paquete con el nombre de la persona que tendrá que recibirlo, que si no luego Papá Noël y los Reyes se arman un lío.

CALENDARIO DE ADVIENTO

Esto es algo que como idea me cautiva pero que no he hecho nunca porque siempre lo pienso tarde y la única opción viable es el de chocolates del Mercadona. Y me niego a esa “preparación espiritual“ de chicha y nabo. Este año hemos traído una solución para hacer este proceso sencillo y disfrutable que pienso explotar para nuestra cuenta atrás particular: son unas casitas de cartón con ventanitas que puedes decorar con pinturas, sellitos, pegatinas, washi tape… y colgar de una ramita o cuerda para sacar diariamente, a partir del 1 de diciembre, un regalito o sorpresa que vaya llenando el cuerpo de ilusión navideña. Galletas de la fortuna para fusionar oriente y occidente, algún bombón rico, una bolsita de té de especias, una pegatina, una velita aromática, una joyita, una esencia… ¡Cada día para un miembro de la familia!

COMIDA

¿Qué cenáis en tu casa en Nochebuena? Durante años, mi menú ha sido cóctel de gambas y cordero con patatas. Riquísimo, ¿eh? Pero desde que tengo familia propia hemos instaurado la tradición de cenar cada año la comida típica de un país aleatorio (que decidimos girando el globo terráqueo). He de reconocer que esto tan guay a veces me trae de cabeza por falta de tiempo. Lo que se pensó como una actividad en familia y un proceso precioso acaba por convertirse a veces en un agobio y una carga. Classic. Pero este año vamos a hacerlo bien. Vamos a empezar ya. Y no me refiero a ir encendiendo el horno y congelar hasta que llegue fin de año, sino que vamos a ir tomando decisiones, buscando información, haciendo listas de la compra, atesorando ingredientes, haciendo pruebas… No sabemos cómo os organizáis en la cocina de tu casa, pero de una cosa estamos seguros: la mejor cena es la que no genera estrés. Y si alguien te dice lo contrario, tenemos algo para ti.

DECORACIÓN

Bueno, llegamos al quinto elemento. A la decisión a la que hay que enfrentarse año tras año. La polémica más ardiente de la Navidad: ¿árbol o Belén? En esto no te puedo ayudar porque como en casa no logramos ponernos de acuerdo, ponemos de todo. Tenemos ya por ahí varios belenes matrioshkas (Aníbal estuvo varios años pidiendo uno para su cumple), un árbol de cartón, un árbol grande plateado (que compartimos a veces con Gnomo), la pared llena de las postales que recibimos… Y este año han llegado aún más cosas a Gnomo, así que no sé si esto acaba aquí.

Te dejo por aquí el episodio del podcast del que te hablaba al principio, el que el otro día me dijo al oído que “en un mundo lleno de cazarrecompensas, el mérito está en ser cazador de tesoros”. Espero que para ti el proceso de esta Navidad empiece ahora mismo. Y que sea maravilloso.

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