Que no te engañen: la gastronomía típica de la Comunidad Valenciana no son fartones tamaño Godzilla rellenos de Lotus. Ni las hamburguesas gourmet con bacon caramelizado. Si me apuras, ni siquiera la paella ocupa el primer lugar. Que yo así, aventurando mucho y metiéndome en un jardín de manera completamente gratuita, me atrevería a decir que las paellas eran cosa de hombres y de domingos. La comida tradicional para mí no es eso, sino la que se hace a diario, en los fogones. Que respeta los ciclos naturales de las verduras, que aprovecha sobras, que hace chup-chup e impregna la casa de olores deliciosos que se superponen como capas de barniz sobre una caja antigua que guarda tesoros. La cocina típica del Mediterráneo abunda en legumbres, frutas y verduras. Aceite de oliva y pescados. Poca carne, pero buena (rata de marjal incluída). Guisos para mojar pan, arroces y ensaladas. Morteros, cazuelas, cuchillos que cortan bien y perejil.
Casimir Romero ha escrito un libro que relata la memoria gastronómica de todo un territorio echando mano de recetas, recuerdos y archivo. Pero sin caer en la melancolía sentimentaloide que no deja espacio al presente. Al contrario. Entre las páginas hay historias y hay consejos para que, entre todos, no dejemos caer esa maravilla de alimentación que nos ha traído hasta aquí vivos, sanos y felices.
Además, el libro lo ilustra Aneta Tarmokas, que me está generando la necesidad imperiosa de hacerme una cocina más grande sólo para llenarla con sus láminas. Una ilustradora más valenciana que els fessols a la que le gusta hacer las cosas despacito y con buena letra. Una maravilla de ser que me quiero llevar a casa para hablar de sopas y de política y de reducir, reciclar y reutilizar.
Que ya lo dicen, y lo dicen muy bien: Menja molt, caga fort i no tingues por a la mort!
Venga, y como a cocinar se aprende cocinando, y ya hay ganas de comidas fresquitas que nos corroboren que estamos en mayo y que las rebequitas tienen los días contados, compartimos por aquí la receta que haremos esta semana: sopa fría de alficòs. ¿Cómo? ¿Que no sabes qué es el alficòs? Te lo contamos en Instagram. Mientras, ve haciéndote con unos buenos alficores, perejil, ajos, menta, nata, limón y yogur.
Y si te vas de excursión o de senderismo aprovechando que aún el sol no torra y los pajaritos cantan… O simplemente eres de Castellón y llevar comida en la mochila es algo que has interiorizado tanto como ponerte ropa interior después de la ducha, aquí te van un par de buenas ideas:
¿Cuál es tu comida favorita de la terreta? ¿Tienen en tu casa una manera especial de hacer el arroz? ¿Has comido alguna vez pétalos de rosa? ¡Cuéntanoslo!