Para combatir el calor de la huerta valenciana, más que gazpacho, los arroceros llevaban una sopa fría con un ingrediente mágico: el alficòs. Importado por los árabes y de origen armenio, esta variedad de melón de piel fina, alargado y sin trazas de amargura, era el protagonista de muchas ensaladas y sopas hasta hace treinta años, cuando comenzó a caer en el olvido. Afortunadamente, hoy el mundo de la restauración ha vuelto a fijarse en este vegetal, que resurge poco a poco.
Aneta Tarmokas es una ilustradora valenciana que bebe de la naturaleza y el estilo de vida mediterráneo. Odia el despilfarro, le encanta la sopa y crea despacio, saboreando cada uno de sus diseños, que suelen empezar con un sello carvado a mano.
Tamaño: A4 (21 x 29,7 cm).